Conoce a nuestros santos
SAN MIGUEL DE LOS SANTOS
Patrón de la Juventud Trinitaria - Se celebra el 8 de junio
Miguel de los Santos vivió su vocación en la Orden trinitaria, con sencillez y rigurosa observancia. Se destacó por su profundidad mística, mostrada, sobre todo, en su devoción al sacramento de la Eucaristía y en sus frecuentes éxtasis y el don de levitación. Se distinguió también por la continua mortificación de su cuerpo y por una intensa vida de apostolado. Escribe un breve tratado místico que se llama “Tranquilidad del alma”
San Miguel de los santos trabajó mucho por las conversiones. Promovió la vida santa con las palabras que dirigía a los estudiantes de la universidad, en el confesionario y el púlpito, transmitiendo el mensaje de Dios.
Su predicación y ejemplo logró varias conversiones, tantos portentos dieron lugar a que, en Baeza, su lugar de residencia, le venerasen como santo, y muchos quisieran confesarse con él y oír sus sermones. Estar cerca suyo, al menos tocarle la capa o el escapulario ya era tenido por una bendición por parte de muchos. Le llamaban a poner paz, a atender enfermos, bendecir niños y sobre todo le abrían su alma.
Fallece en Valladolid el 10 de abril de 1625, a los treinta y tres años de edad.
La Orden Trinitaria lo reconoce como patrón de la juventud trinitaria; sabiendo que hoy nuestra juventud necesita de referentes como San Miguel de los Santos para vivir una vida de acuerdo al plan de Dios.
Fue beatificado el 2 de mayo de 1779 y canonizado el 8 de junio de 1862, fecha en que, la Orden de la Santísima Trinidad, celebra su fiesta.
BEATA ANA MARÍA TAIGI
Patrona de las Madres de Familia - Se celebra el 9 de junio
La Beata Ana María Taigi nació en Siena el 29 de mayo de 1769 en una familia humilde. Trasladada ésta a Roma, Ana María se casa con Doménico Taigi, con el que tiene siete hijos. Fue santa, ante todo, para el esposo e hijos, en la familia y para la familia; se santificó en el hogar, y su ejemplo es válido para todos los hogares cristianos.
No vivió encerrada, sino abierta a todos los que de ella precisaran: aunque absorbida por el amor divino que la mantenía escondida con Cristo en Dios, ayudó mucho al prójimo y aunque era pobre, no dejaba pasar ocasión sin socorrer las necesidades de los pobres. (Benedicto XV). Humilde en su condición social, fue enaltecida por el Espíritu con los carismas de discernimiento, profecía y servicialidad a los otros. Siendo fiel a su ministerio de esposa y madre de familia, supo realizarse plenamente como mujer y como cristiana: fue feliz e hizo felices a los demás.
Murió en Roma el 9 de junio de 1837. Sus restos se venera en la basilia de San Crisógono de Roma, regentada por los trinitarios ya que ella perteneció a la Tercera Orden de la Santísima Trinidad en el mismo grupo que la beata Isabel Canori Mora, también esposa y madre de familia.
Fue beatificada por Benedicto XV el 20 de mayo de 1920.